Los filósofos del fuego

la_turba_de_los_filosofos El fuego se consideraba por ellos como el primero y el más respetable emblema físico de la Divinidad; como el primero y principal elemento de la naturaleza; como el primero y el más poderoso motor de la vida universal. El Panorama, jueves 5 de agosto de 1839.


Quien a este rincón de la red digital que cubre con su manto de bits el mundo entero se haya acercado en los últimos días, habrá podido ver nuestro anuncio acerca de cierta Biblioteca Alquímica. Habrá quien haya sentido al ver ese anuncio cierta ilusión por conocer qué se esconde tras tan sonoro nombre. Bien, ha llegado el momento de destapar nuestras cartas para comenzar el juego.

No nos iremos por las ramas ni ascenderemos a cerros ignotos, la cuestión será así de simple desde el principio: En estos tiempos revueltos, como en realidad los son todos los tiempos habidos y por haber, el eco de la alquimia resuena con tanta fuerza como siempre o, lo que es igual, le suena a misterio y a emoción al común de los mortales pero sin tener ni idea de qué se trata. No espere el buscador de las esencias del alma encontrar aquí recetas mágicas o procedimientos herméticos iluminados para que, a modo de instrucciones de Ikea, pueda transmutar plomo o mercurio en oro, o incluso halle la iluminación tras conseguir cierta materia de propiedades aparentemente mágicas.

Dejemos claro desde ahora que, si la alquimia se ha mantenido en la oscuridad de sus arcanos lenguajes a lo largo de la historia, ha sido porque no es tarea a emprender por quien no sea un verdadero buscador o Adepto. Quien anhele lo sencillo, algo de consumo rápido, no tiene cabida aquí. La búsqueda minuciosa, probablemente sin fruto pero apasionante, tiene las puertas abiertas de nuestra Biblioteca Alquímica. Ante la gran cantidad de tonterías que sobre la alquimia han venido publicándose en los últimos años, nosotros, los filósofos del fuego, queremos mostrar a través de esta nueva biblioteca, las raíces del Arte Sagrado que, durante milenios, ha alimentado las esperanzas, miedos y deseos de la humanidad. Nuestras puertas se abren para quienes acepten el reto de ahondar en esta aventura eterna.


…en el Arte Sagrado (…) hay tres categorías distintas: la piedra filosofal, la panacea universal y el alma del mundo. Buscábase en la primera la riqueza material; en la segunda una larga vida; y en la tercera la dicha en el seno de la Divinidad o en el comercio con los demonios. (…) En medio de esa confusión se advierte siempre, sin embargo, un principio fundamental, que es la supremacía del espíritu sobre la materia. (…) Mi ánimo, en cuanto de exponer acabo, no ha sido el de hacer una especie de apología de la magia (…) sino el de advertir a los lectores que nada hay tan funesto a la ciencia, como el orgullo estúpido del hombre que condena lo pasado y solo admira lo presente.

Revista Enciclopédica de la civilización europea.
Historia de la Química. Febrero de 1843.
Ferdinand Höfer