Yo, personalmente, como muchos de los Alquimistas que han existido antes de mí, practico lo que se ha dado en llamar Vía Universal, es decir, que trabajo con la Primera Materia de todos los Metales, también llamada Caos Filosófico. Esta Materia, muy difícil de encontrar, permite acercarse a la Gran Obra sin las grandes dificultades técnicas y económicas que requieren las Vías Metalistas, es decir, aquéllas que trabajan a partir de Metales diferenciados para reducirlos a su materia prima en el laboratorio. (…)
(…) Cómo delimitar tu camino en la primera parte de la Obra: creo que es muy difícil de definir, puesto que, a nivel práctico, depende en gran manera de la materia primera que hayas escogido para realizar tu obra. Yo creo que lo primero es tener claro qué materia vamos a utilizar, si la materia primera de todos los metales, o Caos Filosófico, o bien partiremos de algún metal ya diferenciado para extraer de él esta materia primera a través de las técnicas de reincrudación.
Si utilizas la primera vía (que es la mía), deberás obtener en primer lugar la materia próxima, a partir de la materia prima caótica, mediante una operación muy peculiar que es aquella de la que (al igual que la última operación) dicen los alquimistas que es un don de Dios, y no se puede revelar. Es lo que responde al Régimen del Mercurio de Ireneo Filaleteo. (…)
Si utilizas la segunda vía tendrás que remitirte a Filósofos metalistas como Basilio Valentín o Fulcanelli para descubrir la manera de obtener esta materia próxima a partir del metal que hayas escogido. Después, ambas vías son una sola vía a nivel práctico, la primera operación es lo único que las diferencia…
Fragmentos del libro «Mis cartas con un alquimista».
Miguel López Pérez.
Imagen: @alpoma. CC-By-SA.